Los elevados que funcionan en el Distrito Nacional han sido tomados por decenas de indigentes para vivir debajo de ellos.
A diario se ven estas personas paupérrimas haciendo vida normal debajo de los elevados debido a la falta de viviendas.
Algunos se levantan en la mañana bien temprano y desaparecen. Se dedican a pedir limosnas para buscar el sustento y poder echar algo al estómago.
Una de estas personas es Rafael, un hombre que con apenas 40 años de edad, parece de setenta. Pesa menos de cien libras y tiene problemas pulmonares.
Y es que Rafael tiene serios problemas de salud, precisamente por no encontrar las facilidades para su cura. El está radicado junto a otros debajo del elevado de la avenida John F.Kennedy esquina Abraham Lincoln.
Rafael dice que vive de la caridad pública, de lo que le regalan las personas que transitan en los vehículos, ya que no puede valerse por sí solo.
El, como muchas otras de estas personas, no tiene familia y no ve el dia en que el gobierno le dé amparo.
La situación de las personas que viven debajo de los elevados de la capital es una muestra palpable de la falta de techos para los pobres, y también de la indiferencia de las autoridades hacia los más necesitados.
Todas estas personas que moran debajo de los elevados tienen como cama la tierra y como sábana un pedazo de cartón. Ven transcurrir la vida como si todo fuera normal.
En el elevado de la 27 de Febrero con Leopoldo Navarro también hay decenas de indigentes. Pero aquí la vida no les da tan duro como a los demás, ya que no tienen que desplazarse lejos para picar.
Están cerca de Caribe Tours, que siempre está repleta de viajeros, del edificio de Oficinas Públicas, mejor conocido como el Huacal, y el Palacio de la Policía Nacional, por lo que tienen más contactos con transeúntes para conseguir lo del picapollo.
Muchos sectores han abogado para que las autoridades dispongan de una verdadera política a favor de los indigentes que deambulan por las calles y que no sea una mera pose electorera.
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